Plan C: la 4T va por todo

El modelo político mexicano descansa sobre un eje de rotación que permite la estabilidad, la legalidad y la pluralidad; más que un simple entramado de leyes y normas, la constitución se eleva así como un ideal de nación.

En un régimen constitucional como el nuestro, no puede haber un cambio en el modelo que no implique necesariamente el surgimiento de una nueva constitución, o cuando menos, un conjunto de reformas a esta que supongan una ruptura con regímenes anteriores; surgieron así constituciones como las de 1824, o la de 1857, que inauguraron nuevas etapas en la historia nacional.

La carta magna de 1917, vigente hasta nuestros días, establece ciertos candados que impiden la imposición arbitraria de reformas que afecten su espíritu original. Por ejemplo, para modificar la constitución se requiere que dos terceras partes de ambas cámaras del Congreso voten a favor de alguna iniciativa, es decir 334 diputados y 96 senadores cuando menos, lo que en teoría debe garantizar la división de poderes y la atención a la voluntad popular.

La administración del Presidente López Obrador ha implicado sin duda un cambio de régimen, al impulsar sendas iniciativas que supusieron una ruptura con los manuales neoliberales. Tal es el caso de la aprobación de la iniciativa para elevar a rango constitucional el derecho de los adultos mayores a recibir una pensión universal, la reforma para garantizar la seguridad social y la atención médica para todos los mexicanos, o la reforma para la justicia laboral, la libertad y democracia sindical. Además, el próximo gobierno que según las encuestas seguirá siendo de la 4T, tiene el compromiso de llevar a cabo nuevas reformas pendientes de la actual administración, como lo son el aumento superior a la inflación al salario mínimo, la elección de jueces y magistrados por voto popular, y la extinción de organismos burocráticos para destinar mayores recursos a programas sociales. Por lo que, la Dra. Claudia Sheinbaum necesitará un Congreso sensible y cercano a las personas, de representantes populares comprometidos con la regeneración de la vida pública.

Con esa intención, el Presidente ha hecho pública la estrategia denominada “Plan C”, que no es más que impulsar a candidatos y candidatas de la 4T en los diferentes Partidos de la Coalición Sigamos Haciendo Historia, que garanticen el triunfo en la jornada del próximo 2 de junio, y con ello, por congruencia, el respaldo a las iniciativas que beneficien a los sectores populares.

Cómo se anunció por el mismo Mario Delgado, en Oaxaca el “Plan C” se ha echado andar en la elección con los candidatos al Senado donde el Partido del Trabajo, mediante la candidatura al Senado de Benjamín Robles, como carta fuerte del movimiento obradorista en Oaxaca, garantiza el la concreción de dicho Plan, de la mano un Partido que acompañado siempre al Presidente López Obrador, ubicado en el espectro político de una izquierda de línea de masas, obrera y popular. Pero que también en la actualidad, en el caso de Oaxaca, ha permitido la incorporación de temas de la agenda estatal como el agua y el territorio, la seguridad regional, la eliminación de la violencia contra la mujer, y por supuesto, el fortalecimiento de la economía popular.

El Plan C no es una mera ocurrencia, pues surge de un análisis regional en el que se identifica fortalezas políticas e ideológicas, lo que permitirá construir con liderazgos sólidos y con trayectoria en el movimiento obradorista, desde lo local hasta lo nacional, el “Plan C”, o como lo ha dicho la Dra. Claudia Sheinbaum “el segundo piso de la Cuarta Transformación”.

¡Todo el poder al Pueblo!

Noé Doroteo Castillejos

Coordinador Político

Campaña al Senado de la República, Oaxaca