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Canadá, el nuevo sueño americano para los migrantes que cruzan Oaxaca

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Canadá, el nuevo sueño americano para los migrantes que cruzan Oaxaca

Debajo de un frondoso árbol de pochota ubicado frente a la terminal de autobuses de primera clase en Juchitán, Oaxaca

Oaxaca, Oax.- Debajo de un frondoso árbol de pochota ubicado frente a la terminal de autobuses de primera clase en Juchitán, Oaxaca, los hermanos Jhonwick y Ronaldo Pérez de 38 y 25 años de edad montaron desde hace una semana una barbería cuya intención es obtener recursos y avanzar cuanto antes en la conquista del anhelado sueño americano, que ahora es Canadá y no los Estados Unidos.

Originarios de Venezuela, los hermanos Pérez dejaron su país y a sus familias para mejorar sus condiciones económicas, por lo que, con lo que obtienen de sus cortes de pelo, una parte lo envían a sus familias que actualmente viven en Colombia y otras lo ahorran para seguir su camino. 

En la banqueta de la calle, frente a un portón rojo, colocaron dos mesas de madera, tres sillas y todos los utensilios básicos de un peluquero profesional. Comienzan a las 10:00 de la mañana y concluyen por la tarde, antes de que se oculte el sol.

El costo es de 100 pesos por corte y realizan una variedad de diseños y modelos, recientemente se les unió Fernando Jiménez, también venezolano y ahora los tres sueñan por conquistar el territorio canadiense.

Mientras le corta el cabello a uno de sus compatriotas , Jhonwick, graduado como peluquero profesional hace 20 años, señala que han elegido Canadá como aspiración para mejorar sus condiciones de vida, porque en Estados Unidos ya hay una sobrepoblación de venezolanos, además hay más facilidades de ingreso, aún con el requisito reciente de la visa.

“Hubo una persona que cuando veníamos caminando de Chiapas a Juchitán, uno de migración, nos dijo que en Canadá te reciben por seis meses, y que el gobierno da ayuda, aunque no tengas a nadie que te reciba allá”, expresa.

El venezolano viaja sin su familia y la meta es poner su peluquería en cada pueblo o comunidad que le permitan obtener ingresos y avanzar poco a poco hasta llegar a Canadá.

“Estamos haciendo nuestra labor, cortamos el pelo a 100 pesos, sabemos que acá los cortes son a 180 o 200 pesos, algo carito, en cambio nosotros a 100 pesos, y hemos rasurado como unas 150 personas, con ese dinero pagamos la comida, hospedaje y mandamos a la familia”, dice.

Seguro de que su nueva conquista es ahora el país Canadá, el joven expresó que es mucho mejor, porque en Estados Unidos tienes que tener a una persona que reciba, y además en Canadá están dando a los migrantes que lleguen y es más fácil sacar los papeles.

“Para la visa es cuando ingresas vía área, pero nosotros que es a pie y con mochila al hombro, no es requisito ni necesario presentarlo, nos dan seis meses, por eso allá vamos”, recalca emocionado sin interrumpir su corte de pelo.

Ser peluquero es la forma de ganarme la vida 

Con su gorra negra, barba larga y sus utensilios de barbería como todo un profesional, Jhonwick narra que comenzó a los 18 años, y aunque al principio creyó que era solo un pasatiempo, hoy en día es una opción de trabajo para ganarse la vida.

“Tengo 11 certificaciones y he afeitado aproximadamente a 150 personas”, señala.

Oliver de Venezuela es uno de sus clientes y comparte que acá encontró el estilo que deseaba, sin dar tantas explicaciones.

“Uno viene por ahí en esa carretera larga, y bueno, llegar acá y cortarse el pelo, es necesario, no hallaba como explicarle, y que le digo que me haga como Daddy Yanke” y suelta una carcajada.

Consciente que migrar es peligroso y nada fácil, el joven señala que le ha platicado a su hermano que sí tuviera la solvencia economía haría albergues, porque no lo hay y es necesario para tener una estancia digna.

Por último, recomienda a sus compatriotas a no migrar con sus hijas e hijos, porque sufren al caminar, mejor es dejarlos en casa.

“No entiendo porque hay personas migrantes que empiezan a dar lastima y pedir, un consejo que doy, es que no utilicen a sus hijos para sufrir o caminar, déjenlos en su casa, sí de verdad quieren un buen futuro, déjenlos, y ya que trabajen, busquen la forma de obtener los documentos y llevárselos, antes no”, concluye

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